15 jul 2008

La adultez también tiene sus crisis

Cuando se abordan las crisis vitales, muchas veces se omite el hacerlo con las crisis que se presentan en la adultez. Pero como en toda etapa de la vida, los años en que se avanza hacia la madurez personal también tienen sus crisis.

Antes de caracterizar alguna de las oportunidades que observamos en nuestra práctica y que ilustran lo que queremos desarrollar hoy, cabría hacer una breve mención al concepto de crisis, entendiendo a las mismas como algo esperable y a veces incluso necesario para el crecimiento. Aún cuando se supone (y esto es en la actualidad más una suposición ó un mito que una realidad comprobada) que la adultez es una etapa de relativa estabilidad, precisamente esa estabilidad es relativa, y son las crisis que se presentan en la misma las que también le dan su particularidad, haciendo notar a su vez que las mismas fueron históricamente desatendidas por los servicios de salud en general.

Varias son las señales que se presentan en esta etapa y que podemos caracterizar como de crisis, hoy señalaremos algunas de ellas:

- Crisis de pareja y su resolución. Dentro de ellas, discordancias entre el desarrollo de la pareja y el desarrollo personal de cada uno de sus miembros

- Posibilidad de que los hijos se independicen y continúen su vida fuera del hogar familiar (en muchos casos en otra localidad para proseguir estudios superiores)

- Integración de algún nuevo miembro al núcleo familiar (en muchos casos, la pareja de un hijo/a)

- Hijos que no consiguen emanciparse adecuadamente y permanecen al amparo de las figuras paterna y materna, “eternizando” su condición de adolescente

- Relacionarse con sus propios padres de adulto a adulto, entendiendo que la madurez del adulto indica a su vez el camino hacia la vejez de aquellos. Sobre este último punto muchos autores coinciden en relacionar el fallecimiento de los progenitores (en este momento vital) como el inicio de la crisis de la edad media, crisis que está definida por la percepción de que evolutivamente somos los próximos en partir, que ya no queda nadie por delante de nosotros.

Es interesante notar como, en la actualidad, el aumento de la esperanza de vida, ha creado nuevas exigencias adaptativas y por ende nuevas crisis. Con este panorama a la vista, nos parece oportuno hacer hincapié en la posible preparación personal y contextual para afrontar estas crisis, entendiendo que con una red social adecuada podrán atenuarse sus efectos negativos y aprovecharse los que puedan aportar algo positivo al desarrollo personal.

7 jul 2008

Acerca de un Filósofo francés, las nuevas alquimias y la industria farmacéutica

Un conocido filósofo francés ya fallecido (Michel Foucault, al que podríamos ubicar entre los más importantes pensadores contemporáneos por sus valiosas aportaciones a las ciencias humanas) realiza en algunas de sus obras referencias a la alquimia, antiguo procedimiento por medio del cual se elaboraban distintas pócimas de uso medicinal y curativo, las que luego eran probadas –al estilo del ensayo y error- en las personas con el fin de intentar aliviar algunos de los dolores humanos.

Hoy en día asistimos a una nueva alquimia, con un poder económico mucho más fuerte que el de aquellos solitarios experimentandores de la antigüedad: la moderna industria farmacéutica.

Al pasar de los viejos experimentadores de la alquimia a los modernos laboratorios, fieles representantes de la industria farmacológica, podemos inferir que se produjo también un cambio de esencia, pasando de la búsqueda de alivio de las dolencias, a una concepción más comercial que dictamina la realidad imperante. Es así que como toda industria, la farmacológica ha tenido una historia más comprensible desde la mirada económica que desde la mirada de la salud.

Podemos comprender de esta manera como en un primer tiempo todas las energías de una industria naciente estaban puestos en la producción, y acercándonos más a nuestro presente, se ha puesto más el foco en la comercialización. Esto significó el planteamiento de nuevos objetivos para esta industria, el más importante de ellos: la ampliación del mercado, encontrando nuevos clientes para los productos por ellos ofrecidos. Es comprensible entonces la estrategia utilizada: el crear medicamentos para la gente sana, un mercado mucho más amplio y poderoso que el sector definido por los enfermos. Para esto han sido diversas las estrategias de marketing utilizadas, siendo la más grosera, el atribuirle a las dolencias propias de la normalidad o del natural paso de los años el ser signos de enfermedad o disfunción que una pastilla podría evitar.

Planteado así el escenario no sería raro que en poco tiempo se considerara al duelo normal -que es un hecho posible en la vida- como algo que se puede evitar mediante la administración de un medicamento.

Lo que aquí estamos describiendo no es una proyección hacia el futuro, sino más bien una cruda descripción de nuestro presente, en donde nos encontramos con ejemplos irrefutables de lo que aquí se esta planteando, como ser: el Viagra, el Prozac, el Rivotril (denominaciones comerciales de diferentes drogas), medicamentos que si bien se puede argumentar que surgieron para aliviar una dolencia o disfunción especifica, el marketing que tuvieron se direccionó a un mercado mucho más amplio que el que representaba este reducido sector.

En este punto también llama la atención como algunos de estos medicamentos son indicados para determinadas dolencias anímicas –llamadas síntomas- en forma casi indiscriminada, más allá de la prescripción específica que debería corresponderle.

Nos preguntamos –parafraseando a Joaquín Sabina-: ¿será que en el futuro se venderán “pastillas para no soñar”?

LUIS GONZÁLEZ

LICENCIADO EN PSICOLOGIA

Universidad del Salvador (Buenos Aires), 1983

Matrícula Provincial Nº 0089 (Colegio de Psicólogos de la Provincia del Chubut)

PROFESOR DE ENSEÑANZA SECUNDARIA NORMAL Y ESPECIAL EN PSICOLOGIA

Universidad del Salvador (Buenos Aires), 1984

Ex docente de la Facultad de Psicología - Universidad del Salvador, Cátedra de "Psicología General"

Ex Jefe de Departamento Salud Mental, Hospital Zonal Esquel

Ex Delegado Zonal, Vocal de la Comisión directiva y miembro del Tribunal de Etica del Colegio de Psicólogos de la Provincia del Chubut

Terapeuta Familiar (certificación otorgada por el Centro de Terapia Familiar de la Ciudad de Córdoba, Director: Lic. Marcelo Argüello)

Logoterapeuta y supervisor clínico en el área de la Logoterapia

Docente en establecimientos de nivel Universitario (Carrera de Enfermería, Universidad del Comahe, Sede Esquel), Superior (I.S.F.D. Nº 804) y Secundaria (Colegio Nº 713)

JUAN CRUZ BOGNI BARRY

LICENCIADO EN PSICOLOGIA

Universidad de Belgrano (Buenos Aires), 1997

Matrícula Provincial Nº 0242 (Colegio de Psicólogos de la Provincia del Chubut)

Terapeuta Familiar Sistémico (certificaciones otorgadas por el Centro de Terapia Familiar de la Ciudad de Córdoba, Director: Lic. Marcelo Argüello, y el Instituto de la Familia –San Isidro, Provincia de Buenos Aires, Director: Dr. Carlos M. Díaz Usandivaras)

Docente del Instituto Superior de Formación Docente Nº 804

Coordinador de Promoción de la Salud, Secretaría de Promoción Social, Municipalidad de Esquel